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Surviving entrepreneurship

Descubriendo mi Ikigai

La población de Okinawa tiene uno de los indices de longevidad más altos. ¿Por qué? El ikigai. Descubre el poder de encontrar tu propósito de vida.

By:
Nicolas Demeilliers
September 14, 2020
Descubriendo mi Ikigai | Fuckup Nights

Desde los primeros días en el banco, sentía que me faltaba algo

El banco donde trabajaba me dio una oportunidad de trabajar durante 3 años en Sydney, Australia. Era un brinco profesional importante con nuevas responsabilidades y una aventura personal en un país extraordinario que siempre había querido tener.

Después de haber vaciado mi departamento en París, haber enviado mis cajas con la mudanza y a punto de hacer mi fiesta de despedida, 3 días antes del viaje, recibí una llamada de mi jefa que me avisaba que ya no me podía ir, justificando que era todavía tiempos inciertos por la crisis financiera.

En este momento supe que no podía quedarme más en esta empresa.

Yo era un producto clásico del “high achiever” a la francesa. Lo había logrado todo. Era muy buen estudiante y seguía la “vía real” (como la llaman en Francia) siendo admitido en una de las mejores business schools de Francia. Había logrado el sueño del sistema educativo francés.

No me lo pensé mucho, me llamaban la atención las finanzas y seguí este camino “perfecto” empezando mi carrera profesional como banquero de inversión. Trabajaba en lugares increíbles, viajaba mucho, tenía buenas oportunidades de carrera, un muy buen sueldo, proyectos interesantes, y era realmente bueno en lo que hacía. Para muchos, había logrado una vida de sueño. No me podía quejar.

Pero desde los primeros días en el banco, tenía la sensación de que me faltaba algo.

No sabía que era pero recuerdo tener pocas ganas de ir a la oficina y contar las horas antes de poder regresar a casa. Sabía que no me apasionaba lo que hacía y leía en todas partes que para realizarse había que encontrar su pasión y así viviría muy feliz. Pero ¿qué?

Luego del viaje cancelado a Sydney, renuncié. Me salí del banco sin saber lo que iba a hacer después, me sentía traicionado, un mero número de matrícula. Me fui de viaje unos meses, me desconecte.

En menos de dos años, pasé de ser banquero en Europa a ser emprendedor social en México, donde llevo viviendo casi 8 años. A pesar de tener una vida laboral resuelta, ¿por qué decidí hacer algo totalmente diferente con muchos más riesgos?

Ikigai: encontrando un sentido

Los Japoneses dirían que había encontrado mi Ikigai, lo que se podría traducir por la razón de vivir o el propósito de vida. En su libro Ikigai, Héctor García y Francesc Miralles explican que para los Japoneses de Okinawa, el Ikigai es “ la razón por qué uno se levanta cada día”. Los habitantes de Ogimi en Okinawa son famosos por ser parte de una de las Blue Zones; aquellos lugares en el mundo donde la gente tiene una longevidad muy larga.

Aseguran que uno de los secretos para una larga vida es nunca dejar de trabajar y tener actividades. Siempre están ocupados en alguna actividad que les da sentido.

El siguiente diagrama enseña los 4 componentes que necesitamos juntar para encontrar el Ikigai:

Cuando era banquero, me encontraba entre las zonas de Profesión y Pasión. Pero a mi parecer, sentía que no hacía algo que necesitaba el mundo. Me sentía satisfecho pero con un gran sentimiento de inutilidad.

Durante mis viajes, había leído un libro de Dalai Lama que me había ayudado a tomar conciencia de cómo podría ser útil al mundo: sirviendo a los demás - en particular a los que más lo necesitan. Puede sonar evidente ¿no? ¿Quién no quiere reducir la pobreza o eliminar la injusticia social? Para el mundo social, familiar y cultural de donde vengo, no lo era tanto.

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Después de trabajar estos temas con un coach, me di cuenta que servir a los demás podría ser mi propósito de vida. Luego de participar como voluntario en algunos proyectos, me di cuenta que también sentía una atracción muy fuerte por ser emprendedor también. Con tres otros co-fundadores, creamos Connovo, un company builder de impacto social que replica empresas sociales exitosas en otros países a México.

Descubrí que ser emprendedor es muy retador. Tenía muchas incertidumbres: sobre mi capacidad de lograrlo, sobre el modelo de negocios, sobre lo que podrían decir los demás si fracasara.

Me imaginaba los comentarios: “Te lo habíamos dicho. No es para tí esto. Regresate a París y deja de jugar al emprendedor social en México.” Levantar financiamiento era realmente un reto.

Éramos emprendedores novatos, había usado mis propios ahorros para encontrar fondeo. Era un sueño muy ambicioso y tuve muchos momentos de ansiedad. Pero me gustaba mucho desarrollar este proyecto, creía profundamente en lo que podríamos lograr y tenía grandes co-fundadores. Sobre todo tenía una sensación de realización. Estaba haciendo lo que yo consideraba correcto para mí en este momento.

Al final ser persistente pagó y una fundación holandesa nos depositó capital semilla para arrancar la empresa. Me ayudó a tener confianza en mis habilidades de emprendedor y a empezar a vivir de esto. Al inicio, nos pagábamos un sueldo mínimo y logré generar ingresos suficientes para vivir correctamente de mi trabajo unos años después.

En ese momento, había llegado a mi Ikigai haciendo algo que amaba, que me daba para vivir, que aportaba algo positivo al mundo y para lo cual (creo que) era bueno.

¿Cómo encontrar tu Ikigai?

Encontrar tu Ikigai requiere una exploración profunda de nuestro ser para tomar conciencia de ello. Como es personal, cada uno tiene su propia manera para encontrarlo.

A continuación les comparto lo que a mi me funcionó:

  1. Busca un acompañamiento: Un coach de vida, un terapeuta o un guía espiritual tienen prácticas que te pueden ayudar a encontrar el sentido de tu existencia. Luego de renunciar y tomarme unas vacaciones, busqué a alguien experto en transición profesional. Aunque empezaba a sentir que necesitaba tener una actividad laboral que pudiera tener un impacto positivo en el mundo, no tenía idea qué hacer, no sabía por dónde empezar y tenía miedo. Encontré un coach que había tenido un camino personal y profesional muy similar al mío; lo contacté y hubo “clic” entre nosotros, generando una gran confianza y complicidad.

Me ayudó a diseñar un camino profesional más cercano a mis intereses, principios y valores, y a tomar decisiones fuertes que implicaban dejar todo y empezar desde cero.

  1. Vive nuevas experiencias y toma riesgos: Como lo dice Joseph Campbell:
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“Si sigues tu dicha, te pones en una especie de camino que ha estado allí todo el tiempo, esperándote, y la vida que deberías vivir es la que estás viviendo. Sigue tu dicha y no tengas miedo, y las puertas se abrirán donde no sabías que iban a estar”

Con mi coach había identificado un camino. Lo empecé a recorrer : ayudé a desarrollar una red de inversionistas en Europa, fui voluntario en Tanzania analizando proyectos agropecuarios, y arranqué un programa de apoyo a emprendedores sociales en México por un año. Mi objetivo era “validar” si me gustaba este sector porque ya sabía que estas experiencias cumplían con una parte de mi Ikigai.

Entendí que me llamaba mucho la atención el emprendimiento social y la inversión de impacto. También entendí que quería ser emprendedor a pesar de no tener ninguna experiencia. Tenía miedo al fracaso pero tenía más miedo de no intentarlo y regresar a Francia.

Vivir nuevas experiencias nos abre nuevas perspectivas.

  1. Rodéate de personas que crean en ti: En mi opinión, lo más importante de todo es tener una red de apoyo que cree en tí y en tus nuevos proyectos de vida. Porque cuando cambiamos siempre hay momentos de mucha incertidumbre y de dudas existenciales. Mi novia y futura esposa fue la persona clave que me ayudó en estos momentos de incertidumbres, creyendo siempre en mí. También tenía cofundadores increíbles y construímos este sueño juntos y nos apoyábamos en los momentos difíciles.

Encontrar tu Ikigai es caminar contigo, siguiendo tu intuición, explorando y viviendo nuevas experiencias, apoyándote en gente que cree en ti, y a veces dejando la vida que habías construido.

“Debemos estar dispuestos a renunciar a la vida que planeamos para poder vivir la vida que nos espera.”

– Joseph Campbell


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