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“Al llegar la pandemia, supimos que esto sería un fracaso”

La historia de Someone Somewhere muestra cómo el fracaso puede ser el inicio de grandes transformaciones y aprendizajes en tiempos de crisis.

By:
Fuckup Nights
January 16, 2025
Resiliencia en Crisis: Lecciones de Someone Somewhere


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¿Quién?

Fátima Álvarez, Co-fundadora de Someone Somewhere, una marca sustentable de ropa, mochilas y accesorios. Lidera el área de Impacto Social y junto a su equipo, abre oportunidades de mercados para incrementar la demanda, que a su vez incrementa el impacto en las comunidades de artesanos con las que trabajan.

Definiendo el fracaso

FuN: ¿Cuál es tu definición personal de fracaso?

Fátima: Para mí el fracaso es inevitable cuando intentamos hacer cosas retadoras o resolver problemáticas complejas. Cada paso que damos viene acompañado de errores, pero sobre todo de aprendizajes que nos fortalecen.

El fracaso es una experiencia que me ha ayudado a entender mis capacidades, las de mi equipo, y a entender lo que debemos de evitar mientras seguimos construyendo el negocio. Me gusta pensar que abrazando estos fracasos, podemos volvernos más vulnerables y a la vez generar confianza.

FuN: ¿Cómo era todo antes del fracaso?

Fátima: Junto a mis socios Antonio Nuño, y Enrique Rodríguez, iniciamos un proyecto hace 13 años, donde nuestra misión principal era combatir una problemática actual en México y en el mundo: la pobreza extrema.

Después de años viajando a una comunidad en la Sierra Norte de Puebla en México, nos dimos cuenta del potencial que la artesanía tenía en esa y muchas más comunidades, así que decidimos aventurarnos, e idear un negocio que juntara este arte con la demanda allá afuera.

Años después trajimos a más personas al equipo y creamos la marca “Someone Somewhere”, la cuál se llama así, pues cada uno de nuestros productos viene firmado por el Artesano Creador y el lugar que llama casa. Queremos generar trabajos justos y constantes, a la vez de dar visibilidad a toda la cadena de valor.

El verdadero F*up 💩

Fátima: En 2020, después de un largo periodo de levantamiento de capital estábamos en la recta final para abrir nuestro mercado en Estados Unidos, preparamos todo para arrancar nuestro E-commerce y abrir un par de tiendas físicas.

Mandamos inventario y contratamos a una agencia de Relaciones Públicas. Era una de nuestras más grandes apuestas para abrir mercado, escalar y crecer como negocio.Sabíamos que el reto era grande pues íbamos a pasar de vender en un mercado que conocíamos (el mexicano) a uno lleno de oportunidades y retos a la vez (el norteamericano).

Aunque por supuesto no teníamos idea de que vendría una pandemia a cambiarnos la jugada.

Al entender el potencial caos que traería la pandemia, el leer las noticias, el sentirnos cuestionados sobre la estrategia de abrir el mercado en EU, nos dimos cuenta que esto sería un fracaso. Eventualmente esta nueva emergencia mundial nos obligó a cerrar el canal de retail de un día para otro y nos quedamos sin poder lanzar con fuerza nuestra marca.Además, un día escuchamos en las noticias que los comercios no esenciales en México tendrían que cerrar sus puertas indefinidamente. Mis socios y yo supimos que el sueño que llevábamos construyendo por más de diez años, y del que dependía el trabajo de más de 300 artesanas, corría riesgo de terminar.

Nuestra preocupación no sólo estaba en lidiar con la baja de ventas sino al mismo tiempo teníamos que encontrar la forma de seguir produciendo para mantener el ingreso para nuestro equipo y las comunidades con las que trabajamos.

FuN: ¿Cómo te sentiste al momento de pausar todo?

Fátima: Cuando nos dimos cuenta que teníamos que pausar el lanzamiento, nos invadió una ambigüedad enorme, donde todas las áreas colapsaron sin saber que pasaría los siguientes meses y como haríamos para vender ese inventario al que le habíamos apostado todo en ese momento.

Fue complicado pensar en los trabajos que potencialmente se detendrían en las comunidades, en las maquilas y en la oficina. Me pesaba mucho pensar en la afectación que esto tendría y sobre todo en la ambigüedad del tiempo.

Estábamos construyendo una empresa con la promesa de ofrecer oportunidades de trabajo justo y constante a personas que lo necesitaban y cuando por fin lo estábamos logrando, todo se pausaba indefinidamente.

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Equipos resilientes a prueba de crisis

En nuestros eventos de Fuckup Nights para empresas, compartimos historias inspiradoras, como la de Fátima, sobre equipos que superaron grandes desafíos.

Estas narrativas no solo brindan herramientas valiosas para afrontar el fracaso, sino que también motivan e inspiran a equipos enteros a sacar todo su potencial aún en momentos difíciles.

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Volvemos con Fátima…

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FuN: ¿Cómo salieron de esa situación?

Fátima: Logramos entender la oportunidad en las ventas B2B, potencializar los recursos internos y saber transformar nuestro talento y pasión. Aunque aún mantenemos ambos canales, nos dimos cuenta que las alianzas con otras empresas nos ayudan a planear, y a impactar de una manera más ordenada y constante.

Después de unas largas sesiones de ideación, de trabajo entre varias áreas, logramos darle salida al inventario que teníamos en Estados Unidos, ofreciendo a compañías productos que estaban alineados con su propósito y con su identidad de marca.

Spoiler alert: Así descubrimos que el canal B2B tenía un potencial gigante, lo que definió nuestra estrategia de los siguientes años.

La transición fluyó, después del caos. Nos dimos cuenta que como emprendedores, estábamos acostumbrados en cierto grado a vivir crisis, enfrentar eventualidad y cambiar de planes, lo que nos ayudó a iterar ágilmente.

FuN: ¿Cómo te ayudó esta experiencia personal y profesionalmente?

Fátima: Transitar un fracaso en equipo me enseñó que eso nos hace más fuertes y más unidos. A veces, para evitar el estrés y la ambigüedad, intentábamos no comunicar los momentos críticos de la empresa con el resto de los empleados, pero a partir de esta experiencia y de ver la reacción de cada uno de nosotros, me decidí a compartir más lo positivo y también lo negativo.

Encontré un punto de equilibrio entre el caos, y el orden. Me despertó una curiosidad por tener menos miedo al fracaso y entender que es muy probable que sigamos teniendo algunos en el presente y en el futuro, pero que estamos listos para atravesarlos, pues seguramente nos harán crecer de distintas formas y en distintos niveles.

Me conocí en crisis, y entendí que la autocompasión y el auto cuidado son importantes para poder tener la fuerza suficiente en momentos así. Al final, nuestro ejemplo habla más que las palabras, y tener el balance emocional es importante para poder liderar y colaborar.

Compartiendo el fracaso

FuN: ¿Cómo fue compartir el momento de crisis con los demás?

Fátima: Primero nos tocó como fundadores asimilar la situación hasta que decidimos convocar y tener esta plática: abierta y honesta.

Fue una conversación incómoda definitivamente, sobre todo porque veníamos de levantar una ronda de inversión de más de un millón de dólares.

Nos conectamos las 35 personas del equipo que éramos en ese momento a una videollamada. Dimos la noticia de que el trabajo que habían hecho durante más de seis meses se tenía que pausar para ahora vender los más de 5,000 productos que habíamos mandado a Estados Unidos por otros canales.

Contrario a lo que nos pudimos imaginar, la reacción del equipo fue sumamente positiva. Todos entendieron la situación y se pusieron más pilas que nunca pues sabían que había cientos de Artesanos detrás de este proyecto a quienes no podíamos fallarles.

Justamente una de las reacciones que más me impactó fue la de las Artesanas, que nos marcaron para entender cómo podían ayudarnos, incluso nos ofrecieron opciones de financiamiento para no afectarnos. Ahí comprobamos el valor de crear relaciones sólidas de trabajo con todos los actores alrededor de nuestra empresa.

Aprendimos de la resiliencia de las comunidades en las que trabajamos, ya que ellas enfrentan crisis de manera más constante y logran recuperarse a pesar de las dificultades a las que se enfrentan. Nosotros, por primera vez vivíamos esa incertidumbre y navegar junto a ellas sin duda fue de mucha ayuda e inspiración.

En conclusión…

  1. No podemos poner todos “los huevos en la canasta” sin antes tener un “plan B” que nos pueda salvar en momentos como este. Hay que poder reaccionar de una forma distinta a cualquier situación.

  2. Recordar la misión de nuestro negocio me ayudó a tener fuerzas para buscar alternativas, motivar al equipo y seguir adelante. Es algo que siempre me funciona cuando las cosas se ponen difíciles.
  3. Es muy importante siempre medir los riesgos antes de lanzar todo el esfuerzo en una sola dirección.
  4. Cuando se atraviesa una situación complicada, es importante acompañarnos de expertos para poder escuchar de su experiencia, y de sus propios fracasos.
  5. Cambiar de planes puede parecer terrible, pero es una excelente forma de iterar con agilidad y de cierta manera, innovar. Este fracaso nos abrió puertas para atender el mercado B2B, que ahora nos permite generar más oportunidades de trabajo justas y constantes y generar más impacto a largo plazo.

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Editado por

Ricardo Guerrero

“Al llegar la pandemia, supimos que esto sería un fracaso”
Fátima Álvarez
Co-fundadora de Someone Somewhere, una marca sustentable de ropa, mochilas y accesorios.
Lidera el área de Impacto Social y junto a su equipo, abre oportunidades de mercados para incrementar la demanda, que a su vez incrementa el impacto en las comunidades de artesanos con las que trabajan.
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