Con una trayectoria que combina la experiencia en el ámbito tecnológico, Ricardo comparte sus lecciones aprendidas.
En el mundo empresarial, los fracasos son tan inevitables como valiosos. Hablar con Ricardo Edo Nevado, Chief Technology Officer en Galeo Tech, es adentrarse en un viaje de aprendizaje y superación. Con una trayectoria que combina la experiencia en el negocio familiar con roles destacados en el ámbito tecnológico, Ricardo comparte con nosotros su visión sobre el fracaso y cómo este puede ser un catalizador para el crecimiento personal y profesional.
FuN: ¿Cuál es tu definición personal de fracaso?
Ricardo: Para mí hay dos tipos de fracaso, el primero sería tirar la toalla, rendirte: lo que nos hace movernos y nos ilusiona es tratar de conseguir un objetivo, hasta que lo conseguimos, o desistimos de ello. La sensación gratificante de conseguirlo, normalmente es bastante efímera, sin embargo un fracaso puede perseguirte durante mucho tiempo. Necesitamos estas victorias e ir pasando al siguiente logro, así que en la medida de lo posible, hay que intentar conseguir tus retos, aunque necesitas ayuda o consejo de otros.
El segundo tipo de fracaso, más enfocado al ámbito laboral, es terminar o entregar algo y que los demás no sepan apreciar su valor, o directamente no lo utilicen por que no supiste entender lo que necesitaban o no estuviste a la altura.
Ricardo nos cuenta sobre un proyecto reciente en el que estuvo involucrado, centrado en la refactorización de un producto web educativo. A pesar de los esfuerzos por evolucionar tecnológicamente y diferenciarse en el mercado, el proyecto no alcanzó las expectativas iniciales.
FuN: ¿Puedes describir brevemente el proyecto/iniciativa en el que trabajaste y que finalmente fracasó?
Ricardo: Recientemente trabajamos en refactorizar un producto web sobre educación, que necesitaba una evolución tecnológica para poder añadir las funcionalidades nuevas que necesitaban para diferenciarse de los demás.
FuN: ¿Cuáles eran los objetivos y expectativas iniciales que tenías para este proyecto/iniciativa?
Ricardo: El objetivo, a nuestro entendimiento y como propusimos, era cambiar de tecnología el producto actual manteniendo las mismas funcionalidades salvo una mejora muy específica relacionada con analítica de datos, que era nuestro mayor valor añadido, para después en otras fases, seguir incorporando nuevas funcionalidades para la gestión de los alumnos y las clases.
La expectativa del cliente, era mucho más ambiciosa.
FuN: ¿Puedes describir las condiciones del mercado y las tendencias del sector en el que operaba la empresa antes del fracaso de este proyecto/iniciativa?
Ricardo: El cliente vendía su producto a distintos sectores de la educación pública y privada. Aquí en España el curso escolar aproximadamente finaliza a mediados de Junio y comienza a mediados de Septiembre, y la ventana comercial de nuestro cliente se situaba entre Mayo y Junio.
Comenzamos el proyecto a mediados de Enero, con aparentemente suficiente tiempo para llegar al ventana comercial con el trabajo terminado.
El proyecto fallido tuvo repercusiones financieras significativas para ambas partes, con un esfuerzo duplicado y un producto final insatisfactorio. Ricardo reconoce que la falta de comunicación efectiva y la ausencia de liderazgo fueron señales de advertencia que pasaron desapercibidas.
FuN: ¿Contribuyeron los resultados financieros de la empresa al fracaso final? En caso afirmativo, ¿cómo fue?
Ricardo: Sí, ya que mi empresa acabó dedicando más del doble de esfuerzo del inicialmente pactado, y mi cliente llegó en tiempos a final de su ventana comercial, y sin un producto de calidad.
FuN: ¿Podrías identificar alguna señal de advertencia o red flag que la dirección de la empresa/equipo haya pasado por alto o ignorado?
Ricardo: Que yo estuviera ciego o sordo ante el proyecto no era un red flag, pero que el equipo y el cliente estuvieran mudos, si debería haberlo sido. El cliente se volvió loco pidiendo sin atender a los objetivos del proyecto, y el equipo, ante la falta de un líder por nuestro lado, fue siguiendo los caprichos del cliente según se le iban ocurriendo. El cliente, mudo durante mucho tiempo porque estaba encantado, y el equipo, despreocupado completamente por los plazos, también encantado ante la felicidad del cliente.
Una de las lecciones clave que Ricardo destaca es la importancia de la comunicación clara y detallada en cada etapa de un proyecto. Tanto su equipo como el cliente pecaron de asumir que estaban en la misma sintonía, lo que llevó a malentendidos y desviaciones en el camino.
Este fracaso, aunque doloroso, sirvió como un punto de inflexión en la carrera de Ricardo. A partir de esta experiencia, se comprometió a abordar futuros proyectos con mayor rigor y atención a los detalles, evitando subestimar la complejidad de cada desafío.
FuN: ¿Cómo influyeron la dirección de la empresa/equipo y la cultura organizacional en el fracaso de la iniciativa/proyecto?
Ricardo: La empresa cometió dos errores: que los líderes no tuvieran tiempo para liderar, y que no se dedicaran los tiempos necesarios a realizar los assessments de los proyectos, en este caso el proyecto era pequeño y por eso no se dedicó este tiempo, pero causó un agujero económico bastante importante en ambos lados.
Ricardo no dudó en compartir las lecciones aprendidas con su equipo y la dirección de la empresa. Aunque la situación generó tensiones, el enfoque en el aprendizaje y la mejora continua prevaleció.
FuN: ¿Cuáles fueron las decisiones estratégicas clave tomadas por la empresa que pueden haber llevado al fracaso del proyecto/iniciativa?
Ricardo: Por nuestro lado hicimos un propuesta pobre y poco detallada de lo que íbamos ha hacer, ya que íbamos con sobrada confianza para realizar el trabajo en poco tiempo, y además, el cliente era un viejo conocido de gran confianza por lo que no era necesario esforzarse en el proceso de venta ni en cubrirnos las espaldas con letra pequeña.
Por el lado del cliente tampoco se exigió una definición más exhaustiva del producto que iba a obtener por el dinero que estaba pagando.
Todos creímos estar en la misma honda hablando de forma verbal, y nadie puso interés en formalizar los objetivos correctamente.
También, especialmente por mi parte, pensando que este proyecto estaba claro para el equipo y era muy sencillo de entender y acometer, y en un momento de desbordamiento personal, decidí delegar en el equipo, pasando más de dos meses sin que nadie me transmitiera dudas o problemas, ni por parte del equipo ni por parte del cliente.
FuN: ¿Compartieron lo aprendido con otros equipos de su organización? ¿Cuál fue la reacción de las otras personas implicadas?
Ricardo: Se compartió tanto con el equipo como con la dirección, fueron momentos de mucha tensión para todos, por poder haber arruinado al cliente, por no ver el fin del proyecto y por la alta desviación económica que supuso para mi compañía (dos veces y media más jornadas de trabajo de las que pagó el cliente).
No seré el primero ni el último en caer en esta situación. En mi caso un fracaso necesario que hizo que en adelante me tomara más en serio las fases de análisis de proyecto y realizando a veces hasta las preguntas más obvias para conseguir confirmación y plasmarlo por escrito.
FuN: ¿Cómo puede tu historia ayudar a otros gerentes/líderes/emprendedores?
Ricardo: Asegúrate bien de que te han entendido, y has entendido, lo mejor es ponerlo por escrito y compartirlo.
Poner las cosas por escrito te servirá de respaldo, quien no se lo lea y más adelante esté en desacuerdo o tenga un recuerdo distorsionado, será él el que tenga el problema, no tú.
Delegar y confiar en tu equipo está bien y es totalmente necesario, pero se requiere gobierno y seguimiento de que las cosas se hacen como tú esperas, de lo contrario no es delegar, es desentenderse de la tarea.
Este es un error muy común hasta de los mejores líderes que tienen que abarcar más de lo que pueden. Si no puedes con todo y depende de tí, reduce y céntrate en lo que realistamente puedes abarcar, y si no depende de tí si no de tu responsable, al menos avísale de la situación, si no toma cartas en el asunto, el fracaso será su responsabilidad y no la tuya.
[Este fracaso] me ayudó a realizar proyectos futuros con mayor calidad y no subestimar ni el más pequeño y sencillo.
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Aplicando nuestra metodología para la Gestión del Fracaso, detectamos que los siguientes errores fueron determinantes en el fracaso del proyecto y los antídotos que sirven como lecciones aprendidas para evitar situaciones similares que lleven a fracasos y errores prevenibles en el futuro.
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Editado por
Raquel Rojas
Transformemos nuestra percepción del fracaso y utilicémoslo como catalizador del crecimiento.