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Todos comenzamos nuestro análisis de historias de fracasos con ese cliché: errar es humano. Pero, después de este reconocimiento y aceptación, ¿qué hacer con el error detectado, especialmente en entornos profesionales?

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La Cultura de la Gestión del Fracaso

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El problema es que las organizaciones y nosotros, como contribuyentes individuales o emprendedores, no sabemos qué hacer con los aprendizajes obtenidos de un fracaso empresarial. Algo que se deja sin tratar nos da muchas más posibilidades de ser repetido e incluso ampliado. 

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La gestión del fracaso implica reconocerlo, lo cual resulta muy importante, pero es solo el comienzo de un trabajo mucho mayor.

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Y todo comienza con la cultura. Para que el error realmente sea visto de manera realista y como un motor de cambio, el entorno necesita abordar este asunto de manera amplia y estructurada. No puede ser el trabajo de solo un área o un grupo de personas. Parte de nuestro trabajo como personas y profesionales es desarrollar la habilidad esencial de aprender de forma constante de nuestro contexto en todos los niveles de la organización, fomentando la resiliencia personal y profesional en los equipos, en un entorno cambiante.

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Desafíos y Oportunidades en la Gestión del Fracaso

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Lo que desafortunadamente sucede en la mayoría de las organizaciones es que el riesgo de fracaso se convierte en un tema dentro de un equipo de innovación, por ejemplo, y el tema termina convirtiéndose en una isla entre el resto de la organización. Casi como en un zoológico, el tema "salvaje" se observa desde fuera y se admira como algo muy disruptivo. Pero basta con que ese mismo "animal" aparezca aquí en mi sala y lo expulse sin siquiera darle la oportunidad de acariciarlo. Este acto refleja el miedo al fracaso y la ausencia de una mentalidad de crecimiento basada en el aprendizaje continuo, a partir del error.

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Y, como todo trabajo cultural, pasa por etapas y procesos para su implementación:

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¿Cuál es mi nivel de aceptación de la presencia del fracaso en mi organización y qué se hace con él?

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Es importante aprovechar momentos como encuestas anuales u otras evaluaciones dentro de los equipos para plantear el tema de manera anónima. Comprender el nivel de madurez de las áreas en la organización en relación con el tema, para saber cómo crear un plan de acción, reconocer puntos fuertes y en desarrollo. Esto es crucial para convertir errores cometidos en oportunidades de aprendizaje.

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Una organización puede no ser buena identificando o admitiendo fracasos, pero puede tener un buen perfil para la gestión de crisis o adaptación rápida al mercado. Esto ciertamente facilitará actuar sobre los cambios de rumbo cuando ocurra un fracaso. Pero también puede ser un lugar donde los empleados no se sientan abiertos a la vulnerabilidad, lo que ya nos presenta un cierto escenario a cubrir.

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Otra organización puede ser muy buena estando abierta a la vulnerabilidad, pero no está abierta a la innovación y está extremadamente apegada a los procesos tradicionales. Esto ya nos lleva a otro escenario que necesita ser desafiado.

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¿Cuál es el plan de acción adecuado para mi realidad?

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En el caso de una empresa con aversión a la vulnerabilidad, ya vemos que será necesario desarrollar habilidades blandas que involucren gestión del cambio, la búsqueda de consultorías enfocadas en el tema e incluso un nuevo elemento en las evaluaciones de desempeño, por ejemplo. En organizaciones que no están muy abiertas a la innovación y están muy centradas en procesos, será necesario implementar nuevas metodologías, como Agile, un enfoque en prueba y aprendizaje y la búsqueda de experimentación rápida. Estos cambios son objetivos desafiantes que pueden servir como un catalizador del crecimiento.

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El punto es que para cada entorno se debe crear un plan de acción específico, de manera precisa y detallada. En este tema no existe una solución única para todos.

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Y un punto muy importante es también medir esta evolución, estableciendo métricas relacionadas con cada entorno, que van desde la rotación de empleados hasta el número de nuevas ideas generadas y aplicadas, por ejemplo.

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Y la aversión a los errores está completamente vinculada a la reducción de la innovación. En un mundo de cambios tan rápidos, las organizaciones que quieren perpetuarse en el tiempo necesitan estar innovando constantemente, independientemente del sector en el que operen o del tipo de servicio que ofrezcan. En una organización que es adversa al error, sus empleados tendrán más dificultades para adherirse a nuevos enfoques y herramientas, debido al miedo a cometer errores y ser expuestos. Esta resistencia genera conflictos, reduce la productividad, hasta llegar a la obsolescencia. Sin embargo, reconocer y abordar estos fracasos pasados puede ser una gran oportunidad de aprendizaje y parte del aprendizaje continuo.

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Aprovechando los errores para construir el camino a la Innovación en mi empresa/organización

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Según Nielsen, en 2020, los productos nacidos de errores generaron más de 50 mil millones de dólares en ingresos globales. Este número refleja el impacto significativo que estas innovaciones accidentales pueden tener en la economía global. El 65% de los consumidores también dijeron que estaban dispuestos a probar nuevos productos que surgieron de errores o accidentes.

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La historia de los Post-it es un ejemplo perfecto de cómo un error puede llevar al éxito. Inicialmente, 3M no sabía cómo comercializar un adhesivo débil creado por la empresa. Sin embargo, cuando Art Fry tuvo la idea de usar la pegatina para marcar páginas, la empresa vio una oportunidad. Hoy, el Post-it es un producto de miles de millones de dólares, disponible en más de 100 países y en cientos de variaciones. Este éxito no solo generó enormes ingresos para 3M, sino que también solidificó la reputación de la empresa como líder en innovación.

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Conclusión: 3 tips para mejorar y aplicar lo aprendido en durante mis fracasos

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Nunca es demasiado tarde para cambiar tu rumbo. Algunos puntos esenciales para aquellos que quieren inspirarse y usar los errores como fuente de mejora son:

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• Promover una cultura de aprendizaje y experimentación;
• Celebrar los pequeños éxitos;
• Establecer retroalimentación constructiva para transformar los fracasos en oportunidades.
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La gestión del fracaso no solo es necesaria, sino que es fundamental para el éxito y la innovación continua, promoviendo el crecimiento personal a través de enfrentar situaciones adversas.

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Y lo más importante es entender que nunca es demasiado tarde para comenzar de nuevo. ¿Error detectado? Cambia de rumbo, adapta y renueva tu camino. Quién sabe, quizás el próximo Post-it en tu mercado está de tu lado y tú simplemente no lo viste porque tenías miedo de cometer un error.

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