We lived 2022 with urgency. Vaccinated and ready to hug each other again, we were ready to live again, to be better, and learn from failure... or not
¡Phew, cómo vuela el tiempo! Parece apenas ayer cuando dejamos atrás el 2021. Un año post pandemia donde auguramos cielos claros y praderas verdes para el 2022… aunque ahora que nos volvemos a ver, no estamos tan seguros de que haya sido así.
Este año lo hemos vivido con urgencia. Vacunadxs y listxs para abrazarnos nuevamente, estábamos preparadxs para vivir de nuevo, ser mejores y aprender de nuestros errores… o no.
Nos da gusto verte de vuelta aquí. En otro Failure in Review.
Ponte cómodx, repasemos lo bueno, lo malo y lo fuckupeado con esta fina selección de fuck-ups emblemáticos de este 2022:
Uno pensaría que luego de estar encerradxs y aisladxs los unxs de lxs otrxs, apenas se nos diera la oportunidad de convivir, lo haríamos gustosxs y pacíficamente... pero no fue así.
Aunque no es un conflicto tan reciente, la guerra ruso - ucraniana estalló apenas nos adentramos en el año 2022 y ocupó una gran parte de nuestros noticieros y feeds de Tik Tok.
Desde 2014, con el surgimiento de las repúblicas separatistas pro-rusas de Donetsk y Luhansk en Ucrania, las tensiones con Rusia han ido incrementando. Y fue en el segundo mes del 2022 que Rusia reconoció la independencia de estas repúblicas, junto con una movilización militar en esas regiones y el anuncio de una invasión Rusia a Ucrania.
Durante todo el año se ha ido desarrollando este conflicto, y se han visto devaluaciones, sanciones económicas, anexiones a la OTAN y grandes movimientos migratorios a países vecinos de Ucrania.
Y si una guerra de esta escala no fuera suficiente fuck up, la prensa internacional nos dió una dura lección sobre lo que realmente decimos estar interesados:
Y de la misma forma así fue la respuesta, cobertura e indignación internacional. En una región donde SÍ es inaceptable la guerra y el sufrimiento humano, y donde NO está normalizada la violencia.
En pleno 2022 siguen habiendo guerras, nos importen o no, las queramos cubrir en medios o no. La violencia en Afganistán a manos de los talibanes, los guiños bélicos entre China y EUA, las guerrillas en África, el narcotráfico en LATAM y la violencia en Irán hacia manifestantes y mujeres.
Cuando entramos en el nuevo milenio hace 22 años, muchos nos imaginamos un futuro brillante y práctico: el amor al alcance de un swipe a la derecha, un ingreso extra compartiendo mi auto con otras personas, la despensa a la puerta de mi casa, una vivienda agradable en cualquier ciudad sólo con un par de clicks…
Y así fue en un principio, pero naturalmente, estas maravillosas soluciones trajeron otros problemas y dilemas en 2022.
Hoy hay movimientos anti-inteligencias artificiales. Movimientos de diseñadores, ilustradores y artistas que encuentran una amenaza en esas nuevas tecnologías capaces de diseñar ¿y plagiar? con un par de clicks y palabras clave, una pintura o ilustración espectacular.
Tampoco es de sorprender. Esto venía sucediendo desde antes, cuando Airbnb empezó a gentrificar ciudades en una Latinoamérica post-pandémica de nómadas digitales, cuando Uber desplazó y movilizó taxistas en todo el mundo, o cuando Didi Food creó nuevos empleos pero precarios.
Y hablando de empleos, ni nos hagan hablar de los despidos masivos en todas esas “promesas” Tech: Meta, Amazon y ahora Twitter.
Esto luego de ser comprada por Elon Musk, nuestra personalidad millonaria favorita que se hincha en dinero mientras muchxs nos preguntamos si nos alcanzará para pagar la renta el siguiente año
Si, este 2022 las promesas tech se han transformado de a poco en una distopía. No es que necesariamente vayamos para allá, pero sin duda pone sobre la mesa cuestiones interesantes a considerar en los próximos años por venir… o no?
El cambio climático dió mucho de qué hablar en nuestro Failure in Review del año pasado y ahora no es la excepción. De una vez les avisamos que será una sección muy recurrente año con año.
El de este 2022 es especial, pues viene con mucha ironía, sopa y arte, pero poca agua.
Porque el año pasado, en todos los museos del mundo, se desató una serie de manifestaciones contra el calentamiento global.
Fue Da Vinci, luego Van Gogh, luego Klimt, Monet y otros. Pasteles, sopa enlatada, tinta negra o pegamento. Este 2022 los museos sudaron frío ante las manifestaciones contra el calentamiento global y las empresas petroleras del mundo. Activistas buscaban una manera de llamar la atención de la prensa arrojando una suerte de latas a los vidrios que protegen obras de arte, entre consignas y letreros.
Pero bueno, bueno. ¿Qué hacen los líderes mundiales? Son ellos quienes tienen más poder para frenar estas consecuencias climáticas.
Pues para eso tenemos la COP27, ¿no? La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático. Si, la que sucedió en Egipto, la que está PATROCINADA POR COCA COLA.
Eso es regalarnos un fuck up en bandeja de plata. *Chef kiss*
No vemos necesario explicar lo irónico de Coca Cola siendo patrocinador, pero si es necesario mencionar una ironía más.
Mientras que los museos agregaban sopas y tintas a sus listas de objetos prohibidos, en Egipto, país sede del COP27 se veían retrasos sospechosos en visados de activistas que viajaban al país, restricciones de reuniones pacíficas fuera de la sede principal, aumento de tarifas de hotel, recortes a ONGS locales, entre otras coincidencias extrañas.
Pero bueno, no todo está tan mal para las 8 mil millones de personas que somos ahora en el planeta (nuevo récord, por cierto).
Apenas se coló en diciembre la noticia de que luego de años de experimentación, en el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore, la fusión nuclear logró generar más energía de la que consumía. ¿Esto qué significa? Pues que tenemos en puerta una nueva energía limpia, ilimitada y segura.
Nuestro último Fuckup del 2022 no vive en algún país en particular, y nos rodeó a todxs por igual. Estaba en las redes, en la prensa, en la TV, en el camino de la casa a la oficina.
Parece increíble que tengamos que seguir hablando de discursos de odio y exigiendo derechos básicos en este año que fue. Porque entre guerras, daños irreversibles al medio ambiente y revoluciones tech, no hemos sido capaces de terminar de ser humanos.
Lo hemos visto en Qatar, la celebración mundial de fútbol, donde tras bambalinas no se puede amar a quien deseamos o protestar en pro de la mujer.
Lo vimos con Kanye, donde si hay una plataforma para opinar, se desaprovecha con discursos antisemitistas que no tienen cabida en la sociedad.
Estuvo en el manejo de la pandemia de Monkey Pox, donde pudimos hacer una mejor gestión de un problema familiar, pero se decidió estigmatizar de nuevo a la comunidad LGBT.
O estuvo en Estados Unidos, “el país de la libertad”. Donde eres libre de portar y usar armas, pero no eres libre de decidir sobre tu propio cuerpo si eres mujer.
Así pintó el 2022. Y aunque muchos fuckups se sienten ajenos y lejanos, no está de más aprovechar esta vuelta al sol para analizar errores sociales (y propios), para recuperar lo que habríamos que aprender. Pero sobre todo, para decidir qué no queremos para este año que apenas emprendió su marcha.
No podemos estar más agradecidos por el apoyo de toda nuestra comunidad global y a ti, que llegaste hasta aquí y que quieres aprender del fracaso para hacer (ser) un mundo mejor.
¡Salud, por el fracaso!
¡Salud, por las personas que lo comparten!
¡Salud, por los que aprenden y mejoran de él!
¡Salud, por la paz, el buen uso de la tecnología, el medio ambiente y el grito “Mujer. Vida. Libertad” desde Irán!
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Transformemos nuestra percepción del fracaso y utilicémoslo como catalizador del crecimiento.