Si analizamos las causas del miedo al fracaso, probablemente encontraremos vergüenza y culpa. No gestionarlas al fracasar, nos impide tomar acción.
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Duración estimada: 4min
Bienvenida a tu curso “Vergüenza, culpa y fracaso” de Mujeres Sin Filtro. En este video responderemos algunas preguntas elementales: ¿Es lo mismo vergüenza y culpa? ¿Las mujeres las vivimos de forma distinta?
La connotación negativa que tiene el fracaso provoca miedo. El miedo nos ayuda a cuidarnos, pero si analizamos las causas del miedo al fracaso, probablemente encontraremos vergüenza y culpa. No gestionarlas al fracasar en un emprendimiento, nos lleva a dejar de intentarlo.
La vergüenza es una emoción social derivada de situaciones consideradas socialmente inmorales o reprobables. Es un estado de constante juicio negativo hacia nosotras mismas.
La vergüenza puede venir de no cumplir con ciertas expectativas, la sensación de no haber sido suficiente para un emprendimiento, un nuevo puesto, un proyecto o un cliente. La vergüenza nos condena a no tomar oportunidades y a vivir al margen por temor a ser expuestas.
Tanto hombres como mujeres experimentamos vergüenza, pero las mujeres la vivimos de manera diferente debido a los roles de género impuestos de forma cultural, social y relacional, lo que nos lleva a tener sentimientos de vergüenza más intensos debido a los juicios negativos que hacemos de nosotras mismas, según Sanftner & Tantillo.
De acuerdo a la socióloga Judith Jordan, existen tres razones principales por las que las mujeres sentimos más vergüenza que los hombres:
La vergüenza entonces lleva a un sentimiento de impotencia dentro de nuestra vida.Puede convertirse en una pérdida de respeto y en una incapacidad para satisfacer cualquier necesidad o deseo.
La culpa reconoce que hicimos algo malo, mientras que la vergüenza nos dice que somos algo malo.
En el ámbito laboral, es muy importante evitar hacer juicios de valor hacia las personas (especialmente por su género). Esto con el propósito de disminuir los sentimientos de vergüenza. En su lugar, podemos enfocarnos más en las acciones, indicando el impacto del fracaso en sí y dando una retroalimentación objetiva. Este enfoque nos aleja del agobio de ser el problema y nos acerca al deseo por enfocarnos en soluciones y acciones para contrarrestar el sentimiento de culpa (2).
Los sentimientos de culpa y vergüenza son incómodos, pero también son naturales y humanos. Nuestra tarea no es ocultar ni reprimir estos sentimientos, sino buscar una manera adecuada de gestionarlos para evitar consecuencias psicológicas.
Te invitamos a revisar la caja de herramientas y el artículo complementario.
Gracias por tu tiempo y te esperamos en el siguiente curso.
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Transformemos nuestra percepción del fracaso y utilicémoslo como catalizador del crecimiento.
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