¿Por qué cuando llegamos a posiciones de poder, solemos ser percibidas de manera negativa?
Transcripción
Bienvenida a tu curso “Mujeres de poder, Mujeres villanas” de Mujeres Sin Filtro. En este video, responderemos dos preguntas elementales: ¿cómo nos afectan los sesgos de género en el trabajo al llegar a posiciones de liderazgo? y ¿por qué cuando llegamos a posiciones de poder, solemos ser percibidas de manera negativa?
El camino que hemos tenido que recorrer como mujeres para llegar a posiciones de liderazgo ha sido largo y difícil. A pesar de que el campo de juego se ha nivelado, el ámbito laboral sigue favoreciendo a los hombres.
En América Latina un tercio de las posiciones de liderazgo son ocupadas por mujeres, pero solo el 4% de esas mujeres ocupan un puesto de CEO. Las mujeres continuamos siendo sistemáticamente bloqueadas para ocupar posiciones de liderazgo. Y todo esto aunado a la brecha salarial en combinación con la discriminación racial.
No es raro que mujeres líderes, ambiciosas y exitosas sean vistas de manera negativa como "autoritarias", "agresivas" y hasta "amargadas". Mientras que los hombres que exhiben el mismo comportamiento son vistos como líderes efectivos, decididos, confiados y asertivos.
Estos estereotipos de género son el resultado de un sistema patriarcal que no permitió que las mujeres se incorporaran al mundo laboral durante mucho tiempo. Como resultado, “trabajar” sigue exigiendo un comportamiento masculino. Esto es a lo que la psicología se refiere como el sesgo de doble vínculo, donde lo que se espera de un líder contradice lo que se espera de una mujer.
Este sesgo tambien se refleja de varias maneras. Una mujer que retrata un comportamiento femenino "estereotípico" como la ternura, el cuidado y la empatía no será considerada para un puesto de liderazgo, ya que no posee las cualidades para ser una líder eficaz.
Sin embargo, cuando una mujer exhibe comportamientos considerados masculinos, como ser asertiva, directa y decidida, generalmente tampoco le favorece, ya que contradice el comportamiento estereotipado de una mujer. En ambos casos, tenemos menos oportunidades de recibir altos puestos porque el liderazgo se define y se entiende desde la comprensión de lo masculino.
Otro factor que limita nuestra representación en roles de liderazgo es el maternaje, ya que los gerentes tienden a considerar este como un factor negativo porque piensan que no podremos enfocarnos ni seremos igual de productivas.
De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y Credit Suisse, las empresas con mayor representación de mujeres ejecutivas ofrecen un desempeño organizacional y financiero más sólido, al igual que un mejor gobierno corporativo. Del mismo modo, las mujeres con puestos superiores mejoran la productividad y la colaboración, disminuyen el acoso sexual, aumentan las ganancias y resuelven problemas de manera más estratégica en toda la organización.
El buen liderazgo no se define desde el género, sino a través de las cualidades y habilidades sumadas de una persona sin importar su género. El liderazgo requiere asertividad y determinación, pero también requiere empatía e inteligencia emocional.
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Editado por
Shanti Banus
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