¿Cómo aprovechar los aprendizajes derivados del fracaso? (y también del éxito)
Parte del eterno debate entre el fracaso y el éxito es el conocimiento derivado de estos. En el tiempo que hemos trabajado en eventos privados y cursos para empresas, surgen las opiniones respecto al aprendizaje derivado de una experiencia de fracaso o de éxito. Debates sobre si uno es mejor que el otro, si encontramos más o menos aprendizajes, o son más o menos valiosos.
Y aunque no tengamos una respuesta sencilla para este debate, lo cierto es que el conocimiento está en cualquier experiencia a la que decidamos detenernos un momento a analizar y procesar.
El verdadero reto, está en cómo aprovechamos y procesamos la información, si le damos el tiempo necesario para analizarla y si tenemos los recursos para documentarla y compartirla.
Cuando hablamos de innovación, también se habla mucho de conocimientos “útiles” o “inútiles”, pero más allá de eso, es importante hablar de la organización y aprovechamiento de cualquier conocimiento. Es por eso que este mes queremos tocar un tema que genera mucho interés en nuestros workshops de Innovación para empresas: ¿Cómo aprovechar los aprendizajes derivados del fracaso? (y también del éxito)
Anteriormente hablamos de las condiciones adecuadas para hacer de nuestros espacios terrenos fértiles para la innovación y hablamos de esta como un proceso expansivo parecido a un juego de ajedrez, donde se va avanzando de poco a poco como la pieza del rey.
Y es que antes de siquiera considerar recolectar información y conocimientos a partir de un éxito o fracaso al innovar, se debe entender que la innovación requiere de tiempo y espacio para que puedan suceder. Esto es:
Sólo de esta manera nos podemos asegurar de que la innovación tiene las suficientes condiciones para que suceda y genere los conocimientos que esperamos resulten útiles para generar aprendizaje y sabiduría. Pero ¿cómo se pueden estructurar los hallazgos y datos para generar conocimiento valioso?
Aunque no existe tal cosa como conocimientos “útiles” o “inútiles”, en la carrera por la innovación lo complejo es lograr identificar sobre la marcha algunos aprendizajes clave y lograr interpretarlos para que construyan.
Para entender mejor cómo aprovecharlos, usaremos la Pirámide del Conocimiento:
Datos: Es una recopilación de hechos desordenados que provienen del mundo real o de un acontecimiento.
Información: Es la conexión lógica entre los datos. Se requiere limpiar los datos para elegir los que permitirán analizar, medir y visualizar. Es categorizarlos en grupos o categorías. Acá se pueden realizar preguntas relevantes como “Quién” “qué” “dónde” y “cuándo.”
Conocimiento: Acá es cuando nos hacemos la pregunta del “Cómo.” Es la organización de distinta información, generando un solo concepto. Cuando entendemos la información como algo más que datos organizados, o sea, como un aplicable para un objetivo, es cuando generamos conocimiento. Muchas veces este conocimiento es el que genera ventajas entre competidores en una industria.
Sabiduría: La sabiduría es conocimiento aplicado. Es cuando nos preguntamos ¿Qué es lo mejor? o ¿por qué hacer x o y?
Como podemos ver, el conocimiento crece y se apila para lograr cada vez un mejor entendimiento. Es por eso que tanto el nuevo conocimiento como el previo tienen una gran relevancia y por eso debemos considerar sintetizar y compartir:
Lo que funcionó: Innovaciones previas, problemas y sus soluciones efectivas.
Lo que no funcionó: Fracasos previos e intentos fallidos que puedan servir en el futuro.
Lo que no se ha usado: Descubrimientos, invenciones e ideas que aún no se han aplicado o demostrado.
Lo que no se ha tratado: Problemas sin resolver o problemas que aún no se entienden del todo.
Lo que hacen otros: Dentro de la sociedad o la industria e incluso en otras sociedades o industrias.
Cada uno de estos aspectos tienen sus propios datos y por lo tanto, su propia sabiduría aplicable. Como puedes suponer, estos procesos definitivamente requieren de un tiempo y espacio adecuado para sacar el mayor provecho y conducirnos a nuevos terrenos innovadores.
Aplicar la sabiduría resultante puede abrir nuevas posibilidades a un ritmo constante, pero intentar comprimir este manejo de conocimientos en una filosofía de “Fallar rápido” puede privarnos de oportunidades de mejora.
Es esta misma filosofía que intentamos manejar en nuestro curso para empresas “Fracaso e innovación”, donde analizamos la relación entre ambos conceptos y exploramos los procesos que detienen o impulsan el delicado proceso del análisis, la creatividad y la innovación.
Si te interesa conocer cómo puedes llevar este o algún otro de nuestros cursos online, talleres y eventos privados de Fuckup Nights a tu empresa, llena este formulario y nos pondremos en contacto contigo.
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Transformemos nuestra percepción del fracaso y utilicémoslo como catalizador del crecimiento.