Luego de un tiempo comprendí mi problema con este mantra: No es para todes.
Antes de encontrar mi camino en Fuckup Nights, llevaba 4 meses sin encontrar trabajo. Desesperado, llegué a un punto en el que pensaba que “lo que fuera estaba bien” y aceptaba entrevistas en lugares en los que no me veía trabajando.
Muchas de esas entrevistas eran en aquellas típicas oficinas de co-working donde te bombardeaban de mensajes positivos con tipografías elegantes y colores vistosos que decían:
Siempre me pareció muy irónico el contraste que hacía con las decenas de personas que esperaban estresadas el elevador.
Es lo mismo en Instagram y en bancos de imágenes. No tardarás en encontrar un bonito cartel que diga “Do what you love”(haz lo que amas). Y ya saben, todos esos hashtags de #Ilovemyjob, #Blessedo #FollowYourPassion. Y es que suena tan sencillo, ¿cierto? Haz lo que amas y serás feliz, haz lo que amas y lo demás vendrá solo.
Y no me di cuenta de lo que significaba este mantra para mi, hasta que empezó a meterse con mi salud mental. ¿Estoy haciendo lo que amo? ¿Qué pasa si no lo hago? ¿Qué amo en realidad?
Luego de un tiempo comprendí mi problema con este mantra: No es para todes.
Hay muchas historias emocionantes de gente que dejó su trabajo, mandó al diablo a su jefe y siguió su pasión. El resto es una inspiradora historia de éxito, renombre y dinero. Si sigues tu pasión, todo se alineará a tu favor, esa es la promesa
Anteriormente, hablamos de la escalera de privilegios y también de la lotería que implica nacer en algunos países y en ciertos núcleos sociales. El mantra de “Do what you love” es sólo para algunos, porque viene desde una posición de privilegios y oportunidades.
De acuerdo, haré lo que amo, pero ¿Quién pagará mi renta? ¿Quién alimentará a mi familia? ¿Quién pagará mis deudas? “Do what you love” si tienes una herencia familiar, la casa de tus padres para volver si las cosas no funcionan, un familiar en el gobierno para que te de un trabajo provisional, “Do what you love” si tienes palancas en alguna industria, si recibiste una educación de calidad, si estudiaste en el extranjero. Seguir ese mantra no está en la realidad de mucha gente.
Es necesario reconocer nuestros privilegios, los que tenemos y los que no, y ser conscientes de que a veces tenemos algunos que damos por sentado. Los privilegios no son para avergonzarse de ellos, son para reconocerlos, agradecer y compartirlos en la medida de lo posible para ayudar a otras personas a subir la escalera de privilegios.
Incluso aún teniéndolos a nuestro favor, a veces, nuestra propia salud mental juega en nuestra contra. En un mundo donde tienes que demostrar a cada segundo que vales la pena, que eres especial y único, es normal desgastarse y pasar por rachas de cero entusiasmo y voluntad. Una mente sana también es un privilegio que hay que considerar y cuando no la tienes, existe además una fuerte carga de vergüenza.
Decir “do what you love” es como decirle “no estés triste ” a un paciente con depresión crónica.
En mi búsqueda sobre este particular mantra, encontré un discurso en internet de un famoso emprendedor y CEO donde decía:
“Tu vida es muy preciada y valiosa como para pasarla haciendo algo que no disfrutas. Cada minuto de tu vida debe ser invertido en las cosas que te importan y que amas, eso te hace feliz.“
Porque es muy grosero de nuestra parte trabajar para sólo ganar dinero (eng) y querer sobrevivir. No basta con eso. Además, lo debes amar, te debe inyectar una dosis diaria de pasión, porque “si trabajas en algo que amas, no tendrás que trabajar un sólo día de tu vida”. ¿Cierto?
El problema con el “Do what you love” es la carga de shaming que lleva debajo de la superficie. Low key. Si no haces lo que amas eres un pobre diablo, estás vendiendo tu alma y tu tiempo a una malvada corporación capitalista, te estás dejando y deberías avergonzarte por no perseguir tus sueños. Algo así como el shaming por no bañarte en menos de 10 minutos, cuando una enorme empresa multinacional seca manantiales enteros en un abrir y cerrar de ojos. No estamos viendo nuestros privilegios, ignoramos el problema mayor: ¿por qué habrá gente que no hace lo que ama?
Y si todo esto no fuera lo suficientemente malo, también existe el:
Bienvenido al capitalismo, ponte cómodo. Porque todo debe monetizarse, hasta el amor y la pasión por lo que hacemos.
Pero ¿qué pasa si lo que amo no se paga bien o necesita mucha inversión para perfeccionarlo? ¿Qué pasa si apesto en lo que amo hacer y nadie me lo compra? “Do what you love” , porque te gusta, no porque te dejará dinero, no porque debas esperar vivir de ello. “Do what you love” porque te llena y te hace feliz y es un escape para la vida real.
Hacer lo que amas va más allá de la ventaja económica que te puede dar. Hacer lo que amamos es estar en contacto con lo que somos, nuestro lado humano y la capacidad de sentirnos útiles y realizados desde una perspectiva de validación interna.
Hacer dinero a partir de ello es un extra (uno muy bueno), pero debemos quitarnos de encima la promesa de que nos va a dar de comer, reconocer que al menos nos va a dar felicidad y que eso es tan importante como el dinero.
Y entiendo, el “Do what you love” viene desde un lugar positivo. Es un consejo que busca inspirarte a mejorar. Pero hay algo que no te dicen y quisiera decírtelo porque a mi me hubiese gustado escucharlo antes:
Busca tu propia definición de felicidad y de éxito. No necesitas renunciar a tu trabajo para iniciar esa hiper romantizada historia de éxito. Aquí hay algunas cosas que considero pueden ayudarte a hacer lo que amas, sin entrar en la carrera que se nos impone:
No es mi intención convertir este blog en una oda al conformismo. Porque SÍ importa hacer lo que amamos, SÍ importa esforzarse y tampoco significa que por no tener privilegios, nuestros sueños quedan cancelados y debamos sentir pena por nosotres mismes.
Significa que simplemente, alcanzarlos o ir tras ellos nos costará más trabajo. Y aunque la cultura del esfuerzo y la meritocracia son temas que también deberíamos poner sobre la mesa, existen formas de nadar contracorriente, a nuestro estilo, e ignorando lo superficial que puede llegar a ser un post en Instagram que te demanda: "Do what you love".
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Editado por
Raquel Rojas
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