Explora 7 formas de equilibrar ser aceptado y estar en lo correcto en el trabajo, y cómo impacta en tu vida personal y laboral.
Seguramente has estado ahí. En una junta importante con una decisión prácticamente ya tomada. Pero no para ti que ves una grieta en ese plan perfecto. Esa pregunta que nadie hace y que parece que sólo tú has pensado.
Eres tú contra el mundo. Tú contra la idea aceptada en la habitación. Entra el dilema: estar en lo correcto o ser querido en tu trabajo.
Ese día está tu jefe, al que no le gusta un “no” como respuesta. O está ese compañero de equipo al que no le caes del todo bien. No quieres ser el aguafiestas. Ser el alumno que le recuerda a la maestra que había tarea.
Y no es lo ideal, pero desafortunadamente muchas veces en el trabajo estamos forzados a elegir entre being right o being liked.
Cuando el ego y el miedo al error entran en juego, retar las ideas o decisiones de otras personas se pueden tomar como ataques directos, una mala actitud o falta de sentido de equipo.
Por si fuera poco, irónicamente, el miedo al error no se limita a nuestro propio fracaso, sino al miedo a apuntar el error ajeno.
Puede que haya quienes elijan estar en lo correcto sobre todas las cosas, pero la realidad es que las relaciones interpersonales lo son todo en el mundo laboral. Nos abren oportunidades, nos salvan de apuros o simplemente hacen el día a día una experiencia más agradable.
Acá te contamos algunos tips....
Esperamos que estas guías te ayuden a elegir mejor tus batallas o a buscar entornos donde desafiar una idea no signifique una batalla campal.
Lo ideal es trabajar en un lugar donde ser liked no dependa de estar right. Al final, se trata de tomar juntos las mejores decisiones.
Forzar la aceptación es agotador y nos aleja de ser genuinos con nuestras habilidades y experiencia, que en principio es lo que nos hace valiosos para el equipo y es la razón por la que se trabaja en conjunto.
Hace unos meses, Jhonson & Johnson nos recibió para conversar sobre resiliencia, comunicación y liderazgo.
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Transformemos nuestra percepción del fracaso y utilicémoslo como catalizador del crecimiento.