La pandemia afectó el proyecto que co-fundé: Fuckup Inc. Ahora había un grupo de gente a mi cargo y una crisis global en desarrollo.
A finales de 2019 decidí dejar la arquitectura, la cual había sido mi foco profesional por los últimos años. Ser arquitecto significaba vivir con estrés, estar disponible las 24 horas, normalizar dormir poco y alimentarte aún peor, como si de esto dependiera mi calidad como profesional.
Unos meses más adelante llegaría la pandemia, y con ella una ruptura amorosa. A raíz de esto decidí entrar en una etapa de reconstrucción, retomé una persistente idea de experimentar con la pintura. Ese proceso estaba acompañado de mucho miedo e incertidumbre, pero iniciaría una época que se convertiría en un periodo de transición en mi vida.
Sin embargo, con la pandemia también llegó un golpe que afectó estructuralmente al proyecto que co-fundé con unos amigos: Fuckup Inc. Este tiempo de crisis nos orilló a cambiar la dirección ejecutiva. Después de barajar opciones, se me ofreció la posición.
No estaba listo para esa oferta, apenas unos meses atrás mi vida profesional y personal había cambiado completamente. A pesar de mi sorpresa y todas las dudas, acepté. De nuevo tuve mucho miedo e incertidumbre. Pero esta vez, había un grupo de personas a mi cargo y con una crisis global de por medio.
En Noviembre de 2020 asumí el cargo de CEO en Fuckup Inc.
En la actualidad, el estrés es una especie de medalla, una que nos ganamos todos los días con el sudor de nuestra frente.
Cuando alguien nos pregunta “¿Cómo estás?” Muchas veces la respuesta es “Muy estresado, con mucho trabajo” y la respuesta de la otra persona es “Yo también” como si en ese estado de estrés ambas personas se reconocieran orgullosas y dignas de pertenecer a la sociedad hiper productiva en la que vivimos.
Nunca relacioné el estrés con el miedo, a pesar de que en ocasiones llegué a notar algunas similitudes. Fue hasta que escuché un podcast de Mary Poffenroth, autora e investigadora de la Universidad de San José.
Poffenroth se especializa en el miedo y habla de su estrecha relación con el estrés. De hecho, define el estrés como una forma de miedo, con síntomas muy similares: tensión, cansancio, adrenalina, etc. Lo que llamamos estrés nos pone en el mismo estado que alcanzamos cuando tenemos miedo.
Para hablar de miedo, Mary nos describe dos tipos:
Miedo factual: Es aquel que realmente atenta contra tu integridad física, en situaciones de peligro real. En un accidente o un desastre natural, por ejemplo.
Miedo ficticio: Cuando tememos al fracaso (como muchos otros miedos), aparecen sensaciones y situaciones hipotéticas que nuestro cerebro inventa. Nuestra vida diaria está plagada de ellos
Ejemplificando, si eres una persona que vive en una gran ciudad y tienes todas tus necesidades cubiertas, un gran porcentaje de tus miedos son ficticios. Si vives en una zona de guerra, probablemente la mayoría de tus miedos sean factuales.
Cada vez que atravieso un momento que identifico inicialmente como estrés y me siento abrumado, paralizado, nervioso, etc., intento llamarlo en su lugar por la palabra miedo.
Muchas de las personas más innovadoras y brillantes de nuestra época utilizan en gran medida la palabra miedo para referirse a momentos que el resto llamaríamos estrés. Ed Catmull cofundador de Pixar dice que:
“Si no estamos asustados, no estamos haciendo nuestros trabajos, porque no estamos empujando nuestros límites, cosa que es clave para innovar y crear.”
Abordarlo desde la creatividad me ayuda a enfrentarlos, conocer el monstruo y hacerlo familiar: ¿Cuál es ese miedo?¿Cuál es su origen? ¿Es algo que se puede solucionar? Al sustituir estrés por miedo estamos dándole más valor al concepto y de esa manera más atención para trabajarlos y por consecuencia seguir.
Una de las cosas que me ayudaron a tomar la decisión de asumir la dirección de Fuckup Inc. fue un pensamiento que tuve, paradójicamente mientras pintaba. Como uno de mis mayores miedos era que había un equipo de personas que dependían de mí, pensé :
“¿Y que si esas personas no dependen de mí y todos dependemos de todos?”
Fue un momento muy loco, todavía no iniciaba y ya tenía una carga emocional enorme en mi espalda. En ese momento desapareció, todo me hizo sentido e inició lo que hasta ahora es la forma en que trabajamos. Al principio no era más que un decisión personal, en donde yo podría mantener la paz para poder operar con cordura y salud mental, pero después se fue convirtiendo poco a poco en un statement que cada vez me hacía más sentido.
¿Cómo podía llegar a ese lugar dónde todos dependemos de todos? El primer paso fue otorgar libertad, la más posible, libertad de decisión, de acción y creativa.
Hacerlo patente y demostrarlo en el día a día, bajo la premisa de que todes saben más que yo en cada una de sus áreas. Pero esta libertad estaba acompañada de una carga equivalente de responsabilidad, así que el equipo recibió desde mi punto de vista una de las mejores herramientas de trabajo: libertad y responsabilidad.
Desde ese momento mi trabajo se convirtió en escuchar el 80% del tiempo e intervenir otro 20% y cuando digo intervenir me refiero a hacer alguna mención, alguna recomendación o dar alguna orden directa dependiendo del contexto y de mi experiencia. Algunas veces me doy la libertad de vetar ideas o proyectos que se alejan de nuestros objetivos. Todos los días me equivoco, en mayor o menor medida y eso es parte del trabajo, he aprendido a vivir con ese miedo a equivocarme.
Al entender la relación del miedo con el estrés, supe que tener una comprensión más precisa sobre la realidad, agrega gran valor a mi proceso creativo. Y cuando hablo de creatividad, no solo me refiero a aquella que se ve reflejada en las industrias denominadas como creativas, como en la arquitectura o la pintura, sino también en posiciones como la que tengo ahora, dónde cada decisión estratégica es un ejercicio de creatividad y pensamiento crítico.
En definitiva los miedos existen para superarlos, sobre todo si son imaginarios, y en la medida en que los eliminemos a través de un análisis profundo e informado de nuestra realidad, nuestra vida no solo será más placentera, sino más creativa.
Poco a poco esta filosofía permea más en el equipo de Fuckup Inc. con el objetivo de afianzarse como un valor y aportar a una cultura de trabajo que pueda redituar en mayor felicidad individual, pero también mayor productividad grupal en pos de cambiar el paradigma del fracaso en el mundo.
Editado por
Ricardo Guerrero
Transformemos nuestra percepción del fracaso y utilicémoslo como catalizador del crecimiento.